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Con su propia fórmula mágica, L.A. STUDIO hizo renacer una peculiar casa con jardín en Madrid abandonada durante décadas. Ahora, su interiorismo contemporáneo y sin excesos da protagonismo a obras de coleccionista que conversan con mobiliario y arquitectura.

Esta vivienda en un edificio del s. XIX en el barrio de salamanca de Madrid, es uno de esos lugares que, a lo largo de los años, ha vivido numerosas vidas. Nació como las caballerizas de la casa principal anexa, pasó a ser el alojamiento del servicio y en los años 80 y 90 se convirtió en un conocido bar de copas. Ahora, tras más de dos décadas cerrada y gracias a una reforma de L.A. Studio junto a la inmobiliaria Olisson, sus propietarios, se ha transformado en una propiedad de alta gama en la que el mobiliario, la arquitectura y el arte conversan entre sí. "Lo más llamativo es que es una especie de casita dentro de la propia manzana y cuenta con un jardín en la parte delantera. Es algo muy peculiar en Madrid", cuenta Adelino García, director de arte de L.A. Studio. Con la reforma se eliminó cualquier vestigio de sus anteriores vidas y la vivienda ahora se compone de 300 metros cuadrados con dos dormitorios, un gran espacio con cocina, comedor y salón y una terraza con vistas al jardín. Aunque en una parte del piso de arriba se creó un penthouse con solarium, terraza y jacuzzi, se eliminaron las dos alturas, generando techos de más de ocho metros de alto. Para darle unidad con el exterior, se inspiraron en el edificio anexo de seis plantas, adquirido por la misma inmobiliaria y forrado en madera de roble, para revestir la escalera de caracol en torno a la que se vertebra todo. "Con un material como la madera, se aporta una sensación de calidez que se contrapone a los acabados blancos y más fríos del resto" explica Adelino García.

En la sala de estar llama la atención su cerramiento de aluminio de unos 14 metros y la cocina de concepto abierto lacada en blanco que hace destacar más las auténticas estrellas: las piezas de arte. "El arte es nuestra pasión. Nuestra intención es que las obras tengan un diálogo directo con el resto de elementos y piezas que se eligen", resalta Adelino. Por eso, de forma juguetona y a veces irónica, la ubicación de las obras nunca es casual. Una escultura emula la torsión de la escalera al pie de ésta; en el baño, una fotografía de Juan Hidalgo conversa con un jarrón de flores y, en el salón, frente a la terraza, tres cuadros inspirados en climatologías, parecen crear un reflejo de las ventanas. Una nueva vida (con mucho arte) para una casa con mucha historia.